lunes, 25 de septiembre de 2017

Tres recordatorios imprescindibles

Inmersos en la vorágine de Siria, de Corea del Norte y de Catalunya no ha habido tiempo para recordar tres cuestiones.

1- Mi entrañable y adorada amiga Danielle, francesa, me ha vuelto a enviar material. En esta ocasión, un maravilloso documento sobre cómo fue el entierro de Pablo Neruda, de cuya muerte se cumplen ahora 44 años. En plena dictadura pinochetista, cuando comenzaban las desapariciones y ya se sabía de asesinatos, los de Allende y Víctor Jara entre ellos, gente decidida, firme y sin miedo acompañó el cuerpo de su, de nuestro, poeta con valentía y con firmeza. Pablo Neruda era un militante del Partido Comunista de Chile. Era el poeta del pueblo.


2.- Ayotzinapa. Se cumplen tres años de la desaparición de los 43 estudiantes de magisterio. Los padres, las madres siguen reclamando su aparición con vida pero el poder, con el discurso de la ley, no solo hace oídos sordos sino que reprime a estos padres y madres. Sus movimientos son seguidos, sus manifestaciones cercadas y no dudan ni en arrojarlos gases lacrimógenos ni en golpearlos.




3.- Fátima Ahmed Ibrahim, para mí una de las feministas árabes más importantes -si no la más- de todo el siglo XX, murió el mes pasado. Era sudanesa y comenzó muy joven, con apenas 16 años, a luchar por los derechos de las mujeres, Su método era casi "chino": escribía frases por la igualdad en hojas de su cuaderno que luego arrancaba y pegaba en las paredes de su escuela. Y eso cuando casi ni tenía dinero para comprar otros cuadernos y lápices. Con 20 años crea, casi en solitario, la Unión de Mujeres de Sudán. Era el año 1952 y dos años más tarde ingresa en el Partido Comunista. Con el apoyo del Partido, pone en marcha un periódico dirigido a las mujeres, "La Pionera-La voz de la mujer", que fue fundamental para el desarrollo de la conciencia feminista (siempre vinculada a la lucha de clases) en Sudán. En 1964 fue detenida -su marido asesinado- y estuvo encarcelada tres años, hasta que campañas de apoyo internacional hicieron que el gobierno la pusiese en libertad.


Su lucha fue fundamental para el logro del voto para la mujer y, en consecuencia, fue la primera mujer elegida diputada en el parlamento de Sudán y, con ello, de todo el continente africano. De nuevo detenida y de nuevo liberada, aunque puesta en arresto domiciliario, por su lucha contra los islamistas. Una situación, detenciones y libertades a medias, que se mantuvo hasta el año 1985.


De nuevo libre y de nuevo detenida en 1990, pero pudo huir y se refugió en Gran Bretaña, donde estuvo hasta el año 2005, regresando de nuevo a Sudán y volviendo a ser elegida diputada por el Partido Comunista. Su incansable actividad militante y su vehemencia oratoria hicieron que fuese conocida como "la Pasionaria sudanesa".

Fátima escribió muchos artículos políticos y teóricos sobre el feminismo, combinando la lucha de la mujer con la identidad y las tradiciones. Siempre se mantuvo fiel a su ideología y nunca priorizó el feminismo sobre la lucha de clases. Para ella una cosa tenía que ir inevitablemente de la mano de la otra. Fátima decía que el feminismo no tenía que abandonar valores y tradiciones, que la mujer sudanesa no tenía que convertirse en una copia de la mujer occidental, y que tenía que centrar su lucha en la educación y en la justicia social.

Una muestra de su pensamiento: "La emancipación de la mujer sudanesa es la emancipación del analfabetismo, del atraso, de la enfermedad, del desempleo, de la pobreza, de la discriminación en el hogar y en la sociedad. La igualdad no significa que la mujer sudanesa se convierta en otra copia del hombre. Significa que las mujeres son plenamente iguales entre sí en la toma de decisiones en todos los niveles. Los hombres, como varones, no son responsables de la discriminación contra las mujeres. La mayoría de ellos son también explotados y discriminados". Esto lo dijo en 1964.

Y para amantes de lo simple: dado que siempre mantuvo que el feminismo no tenía que abandonar valores y tradiciones de Sudán, siempre usó el velo. Entre otras cosas, por eso y como una muestra de rechazo a los valores occidentales, de ayer y de hoy (ayer colonial, hoy colonialista por mucho que se adornen con palabras bonitas).

Otro dato. Dado que ahora todo el mundo va de guay, el primer ministro de Sudán (o sea, el Rajoy de turno, o poned el nombre que queráis) tuvo la brillante idea de acudir a su funeral. Fue expulsado del lugar por los asistentes junto al ministro de Asuntos Exteriores y al gobernador de Jartum, que también se habían apuntado al carro. Los vídeos que se han publicado son esclarecedores de ese rechazo. Son los herederos directos de quienes persiguieron encarcelaron y torturaron a Fátima durante décadas, así que los asistentes al sepelio hicieron muy bien en expulsarles. Aquí, en el Estado español, no hubiesen faltado los meapilas que hubiesen aceptado a personajes como ellos por aquello de pelillos a la mar y tonterías semejantes. Es como si se dejase participar a los canallas del PP en el funeral de un republicano que acabase de ser recuperado de las cunetas, donde un número superior a los 200.000 llevan más de 70 años sin que ningún poder público haya tenido la decencia de recuperar sus restos.

Una última cuestión: no he visto ni una referencia a Fátima Ahmed Ibrahim entre las feministas. Supongo que por absoluto desconocimiento. Así que están a tiempo de rectificar y recuperar a una mujer irrepetible (y africana, para más señas).


El Lince

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