lunes, 24 de abril de 2017

Extrañar a Fidel Castro

No han pasado ni seis meses desde su muerte y ya se le echa de menos. Mucho más que antes. El imperialismo está en su fase final, pero eso no significa que el mundo que está surgiendo y en el que China y Rusia aparecen como los grandes ejes sobre los que va a pivotar sean mucho mejores para los pueblos. Serán algo mejores, pero hasta ahí. Al igual que Occidente, China y Rusia tienen sus oligarquías y aunque busquen superar a la oligarquía occidental no buscan su aniquilación total. Ambas se necesitan mutuamente, aunque en diferentes grados.

Una vez, dando una conferencia, alguien del público me preguntó "dónde quedan los pueblos" y le dije que en ningún lugar mientras los pueblos no apuesten por la rebelión, la desobediencia y la disidencia frente al sistema, tanto actual como el que se está construyendo ante la debilidad occidental. El orden de esos elementos le pone cada cual, pero son imprescindibles. Y no hay rebelión, desobediencia y disidencia sin ruptura. La reforma sólo palía algo todo ello y no es suficiente, ni mucho menos, la simple participación electoral. No gustó lo que dije, en plena euforia electoral de algunos, pero creo que no me equivoqué lo más mínimo.

A nivel internacional el mundo gira ahora mismo alrededor de EEUU, China y Rusia. No es descartable que estos dos últimos países ofrezcan a un debilitado Occidente mantener alguna esfera de influencia en el futuro. Por lo tanto, es más necesario que nunca la revitalización del Movimiento de Países No Alineados, ahora mismo de capa caída. Tras la desaparición de Nasser y Tito, sólo un personaje era capaz de hacerlo: Fidel Castro.


El NOAL todavía existe formalmente, pero no es ni la sombra de lo que fue y se está deshilachando como un tejido viejo al que no se le hacen unas puntadas de refuerzo. Fidel Castro siempre fue uno de sus grandes animadores, siempre fue el pilar sobre el que se sustentaba un discurso capaz de hacer frente a los poderes económicos dominantes y a los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU. Fidel Castro era el gran sostenedor del movimiento de los NOAL. Pero Fidel Castro ya no está tampoco.

Echo mucho de menos qué hubiese dicho tras el ataque de EEUU a Siria y las amenazas a Corea del Norte. Incluso sobre el papel de China en Corea del Norte y su apuesta por las sanciones que, no hay que olvidarlo, siempre ahogan a los pueblos. Hay mucha gente que se proclama antiglobalista, pero para serlo de verdad hay que ser anticapitalista porque hay exponentes de la derecha, la clásica y la antes llamada izquierda, que también se proclaman antiglobalistas y no son anticapitalistas. Diferentes sectores del Partido Comunista Chino y del sector euroasiático del Kremlin hablan de vez en cuando de las dos cosas, pero son una minoría dentro de los respectivos aparatos de poder, así que no hay que hacerse ilusiones.

Cuba siempre pretendió que el movimiento de los NOAL respondiese a los matones de la época, especialmente al imperialismo. Cuba siempre entendió que los matones tienen miedo a la más mínima resistencia (y hay que estar atentos al conflicto ahora con Corea del Norte por lo que pueda suponer de ejemplo, en uno u otro sentido) y que la opresión puede y debe ser combatida y, por qué no, vencida. Pero los NOAL están casi desaparecidos. Estaría bien que alguien parecido a Fidel Castro -es imposible ser como él-, con decencia, autorrespeto y firmeza de ideas surgiese de entre esos países para hacer frente, o intentarlo al menos, a un nuevo orden mundial que ya no estará basado en el imperialismo clásico, pero que no alienta esperanzas de grandes cambios -grandes cambios- en favor de los pueblos.

El tiempo no vuelve atrás, es evidente. Pero a veces uno se siente con la necesidad de recordar. Porque hoy no queda casi nadie de los de antes y los que hay han cambiado.


El Lince

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