martes, 14 de febrero de 2017

Un apoyo que no es habitual

Quienes seguís estas reflexiones sabréis que no suelo apoyar a los wahabíes seculares en ninguna de sus vertientes. Una de ellas es Barcelona en Comú, que consiguió la mayoría de concejales en las elecciones de 2015 y que tiene a Ada Colau como su máxima representante y alcaldesa de Barcelona.

Esta vez me voy a mojar y a defender a Barcelona en Comú en la épica batalla que está sosteniendo contra las grandes compañías eléctricas. En Catalunya hay muchos ayuntamientos que están planteando una batalla frontal contra estas compañías y apostando por no contratar la luz con ellas y apostar por las empresas pequeñas, algunas de ellas casi cooperativas como Som Energía.

El Ayuntamiento de Barcelona ha presentado un concurso para un nuevo contrato energético y, ¡oh sorpresa! las principales compañías, del estilo de Gas Natural o Endesa, no se presentaron. Debieron considerar que si no eran ellas no se presentaría nadie, el concurso quedaría desierto y el ridículo del Ayuntamiento sería espantoso. Pero no ocurrió así porque se presentaron pequeñas compañías, entre ellas Som Energía.

Gas Natural y Endesa, que tienen en sus consejos de administración a ex ministros de la derecha clásica (PP) y de la otra derecha (PSOE), tras salir de su asombro ante el error de prepotencia cometido, han decidido impugnar el concurso del ayuntamiento porque se consideran "discriminadas".

Resulta que el Ayuntamiento de Barcelona había incluido una cláusula en el concurso sobre la denominada "pobreza energética" (término que no me gusta nada, porque da la impresión que quien es pobre sólo lo es de una cosa; es una especia de neolengua, "pobreza energética", "pobreza alimentaria"..., la pobreza es pobreza y no surge como las setas, cuando llueve, sino que es el producto de un sistema muy concreto: el capitalista) en la que se obliga a las empresas a firmar un convenio por el que la compañía que resulte elegida acepta hacerse responsable del 50%  de la factura de la pobreza energética.

Las grandes compañías, esas que tienen en sus consejos de administración a los ex ministos de la derecha clásica y de la otra derecha, han impugnado el concurso básicamente porque no les gusta esa cláusula.

El Ayuntamiento de Barcelona lo único que ha hecho ha sido cumplir lo que establece una ley, no llevada del todo a la práctica, que aprobó el Parlament de Catalunya en 2015. Loable, pero insuficiente.

Insuficiente porque la Alianza contra la Pobreza Energética considera que si bien esa ley ha logrado frenar más de 30.000 cortes de suministro a otras tantas personas o familias no ha avanzado al punto al que ha llegado el Ayuntamiento de Barcelona. Aún así, la co-responsabilidad que pide el Ayuntamiento de Barcelona es dejar la puerta abierta para que las administraciones públicas se lleven la peor parte que, en este caso, es la más costosa porque las compañías deben ser quienes asuman el 100% de las deudas acumuladas y los descuentos a aplicar en los pagos y no sólo el 50%, como se plantea en el convenio del que hablo. Este porcentaje, con ser ya un avance significativo, supone que las administraciones públicas -en este caso, el Ayuntamiento de Barcelona- siguen soportando el peso económico de una deuda que en muchas ocasiones es fruto de los abusos que cometen las mismas empresas.

Es un poco pan para hoy y hambre para mañana, porque al escoger entre perdonar la deuda o hacer una aportación económica no se da la única opción que valdría: deshacerse de la deuda y asegurarse de que los nuevos pagos no van a volver a ahogar a esas personas o familias. El perdón (condonación) de la deuda es facultad exclusiva de las compañías y ahí los Ayuntamientos no tienen nada ni que hacer ni que decir, por lo que las empresas siempre actuarán según sus intereses y no los de las personas o familias afectadas.

No obstante, lo repito: mi apoyo a la iniciativa, y a la batalla del Ayuntamiento de Barcelona contra las grandes compañías eléctricas.



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Sobre China y Vietman, como indica Eladio: es cierto que China atacó a Vietnam, pero todo tiene un antes y un después. El antes es que Vietnam invadió Camboya para derrocar a los jemeres rojos. Pero Camboya era un aliado de China, que avisó repetidamente a Vietnam si intervenía en Camboya y derrocaba a los jemeres. Eso puso sobre aviso a Vietnam y cuando China atacó, la resistencia vietnamita fue lo suficientemente eficaz como para hacer desistir a China del "castigo". Eso por no hablar de otras cuestiones como los apoyos de la URSS a Vietnam y la pelea que mantenía con China. Así que sí, de hecho China atacó primera; pero de derecho, China había avisado que lo haría.

El Lince

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