viernes, 6 de enero de 2017

La culpa es del cocinero

Obama se va y lo hace no sólo derrotado en Siria (y algo menos en Ucrania) sino haciendo el ridículo. Si por hacer el payaso te dan el Nobel, como hicieron con Obama dándole el de la Paz -y ya he dicho que yo sólo respeto a dos personas, el vietnamita Le Duc Tho, que le rechazó, y el francés Jean Paul Sartre, que hizo lo mismo con el de Literatura- echo mucho de menos que no se lo diesen a quien realmente se lo merecía: Charlie Rivel.

Charlie Rivel era el nombre artístico del payaso más grande que haya dado la historia del circo, era catalán (su nombre real era Josep Andreu), de padre catalán y madre francesa, y revolucionó el género y por esa razón es uno de los personajes centrales de una película entrañable, "Payasos", del cineasta italiano Federico Fellini.

Obama no le llega a Charlie Rivel ni a la altura de los zapatos haciendo el payaso. Pero Obama es Premio Nobel y Charlie Rivel no.

Supongo que sabéis que Obama está haciendo lo posible y lo imposible por torpededar la presidencia de Trump en varias cuestiones, entre ellas en la hipotética normalización de relaciones con Rusia. Para ello no sólo ha expulsado de EEUU a 35 supuestos espías rusos por su supuesta participación en la debacle electoral del Partido Demócrata y en evitar la presidencia de la sádica Hillary Clinton, sino que unos días antes, de tapadillo y coincidiendo con los actos de homenaje a Fidel Castro en Cuba -algo de lo que estuvo pendiente el mundo- anunció que iba a aprobar un nuevo paquete de sanciones económicas a Rusia.

Esto es importante porque una vez aprobadas son el Congreso y el Senado de EEUU quienes tienen que decidir si se mantienen o se levantan, no es una decisión presidencial como sí lo es imponerlas. Y aquí está el caramelo envenenado que Obama deja a Trump porque el nuevo presidente está enfrentado a una parte considerable de su propio partido, el Republicano, y no va a ser fácil ni que se levanten ni que se suavicen (ahí está como ejemplo el anacrónico y fascista John McCain, impulsor y favorecedor de todo lo que huela a anti-Rusia, que no sólo se ha reunido con los "rebeldes" libios, sino con los sirios -¡tomad nota, wahabíes seculares seguidores del personaje infumable que, filosofando, también anda haciendo el payaso una y otra vez defendiendo no sólo a la OTAN en Libia sino a la "revolución siria" y a los nazis del Maidán!-, y con los ucranianos, como acaba de hacer estas navidades en un gesto de apoyo "a quienes combaten la agresión rusa").

McCain es lo más rancio del Partido Republicano, mucho más que lo que se pueda pensar de Trump, y tiene junto a él a una parte importante de los senadores republicanos que, en el caso de Rusia, cuentan con el apoyo incondicional de los demócratas. Este es el verdadero escollo que tiene Trump para levantar las sanciones a Rusia.

Pero Obama, aunque sea un payaso, no hizo las cosas porque sí. Lo hizo en un contexto muy concreto que también pasó desapercibido para quienes se entretienen perdiendo el tiempo con lo que dicen los medios de propaganda (antes llamados de comunicación). Obama lo hizo porque cuatro días después de que falleciese Fidel Castro el Fondo Monetario Internacional hizo público un informe de una inusual franqueza: decía que las sanciones no están afectando a Rusia como se esperaba.

Ese informe era del 29 de noviembre (Fidel murió el 25 de ese mes) y el FMI decía, en síntesis, tres cosas:
- La economía de Rusia ha absorbido los choques del petróleo y las sanciones.
- Hay señales de recuperación incipiente.
- Para 2017 se prevé una expansión de la economía del 1'1% aunque este 2016 todavía se cierra con una contracción del 0'6%.

El FMI reconocía lo obvio por dos razones de peso: la primera, porque Rusia ha superado a Arabia Saudita como el primer productor de petróleo del mundo.



En estos momentos Rusia está en unos niveles de producción que no se tenían desde 1987, cuando todavía existía la URSS. La presidencia de Yeltsin tuvo como principal objetivo la destrucción de la principal fuente de riqueza de Rusia, el petróleo y el gas. Los oligarcas pro-occidentales entraron a saco en este sector y casi consiguen hacerse con él. Pero entonces, en el año 2000, Putin fue elegido presidente y paró todo el tinglado deshaciéndose de estos oligarcas. Desde entonces Putin es la bicha de Occidente, de EEUU en particular. El petróleo y el gas siguen en manos del Estado (aunque una pequeña parte de la principal empresa petrolera se ha privatizado, dando entrada a Qatar, más por razones de goestrategia política que por necesidad) y eso ha permitido a Rusia resistir, mucho mejor de lo que Occidente esperaba, las sanciones que fueron dirigidas, precisamente, hacia este sector.

Obama tenía los pelos de punta cuando constató que en estos momentos Rusia es el principal país petrolero, con un bombeo diario de 11'21 millones de barriles.

Porque si espectacular es el gráfico del petróleo, el del gas no le va a la zaga. Esta es la segunda razón del informe inusual, por su franqueza, del FMI.


Os recuerdo que la razón principal de la guerra en Siria está directamente relacionada con el gas y la pretensión occidental de reducir o eliminar la dependencia europea respecto al gas ruso, lo que también está relacionado con la guerra en el Donbáss ucraniano. Rusia ha producido en 2016 la friolera de 419.000 millones de metros cúbicos de gas, aumentando el 2'7% la producción del año anterior. De toda esa producción, la parte del león va para la Unión Europea, con 179.000 millones de metros cúbicos, y luego a China.

Así que había que hacer lo posible y lo imposible para pararlo. Y a lo que se ha recurrido es a poner puertas al campo, a ver si alguien pasa por ellas. Reconocer que nos hemos equivocado, nunca. Somos "la nación indispensable" (Obama dixit) y "la nación imprescindible" (Clinton dixit) pese a todas las evidencias de que el mundo ya no va por ese camino. Y ¿qué hacer? Pues lo de siempre, más sanciones.

EEUU lo llamó "actualización" de las sanciones ya impuestas desde 2014 y si las anunció en los actos de homenaje a Fidel, decidió aprobarlas, curiosamente, el mismo día en que Rusia, Turquía e Irán se reunían en Moscú para ponerse de acuerdo sobre Siria. Un torpe acto de venganza por su colosal derrota en Siria.

Leer las sanciones es de risa, de ahí que haya comenzado con lo del payaso. Porque resulta que entre las nuevas sanciones aparece un personaje llamado Yevgeny Prigozhin. ¿Es un pájaro, un avión, un financiero, un general, un...? No, ni mucho menos. Este hombre es... ¡el cocinero de Putin! 

Podéis imaginaros las carcajadas que se han oído en Moscú y el estilo de las sanciones que se imponen a diestro y siniestro desde Occidente contra cualquier gobierno en cualquier parte del mundo. De aquí he sacado la historia, que tiene mucha guasa.

Siguiendo el hilo, me voy a un medio de propaganda estadounidense, The Wall Street Journal, que pasa por ser "serio" -es que no puedo aguantar la risa- y leo que se ha sancionado a este hombre "por ser el soporte financiero de la propaganda prorrusa en EEUU". ¡Toma ya!

Sigo leyendo que "es dueño de una empresa de catering que tiene extensas relaciones comerciales con el Ministerio de Defensa de Rusia", que es "dueño de una cadena de restaurantes de comida rápida llamados Blindonalts, especializados en tortitas y mini-pasteles rellenos de mermelada, carne o patatas" y que en virtud de este nuevo paquete de sanciones, "tiene prohibido realizar negocios con individuos u organizaciones en EEUU".

EEUU no se puede humillar más a sí mismo en estos momentos. La moribunda Unión Europea, ese zombi que se resiste a morir, matando y comiéndose a sus propios integrantes (como está pasando en Grecia con la sanidad, por ejemplo), se ha sumado a estas nuevas sanciones, también haciendo el ridículo.

Mientras EEUU y sus vasallos andan por ahí haciendo el payaso, sin la menor gracia, Rusia sigue sumando apoyos en su progresivo camino hacia la reducción de la influencia occidental en el mundo en todos los aspectos. Por ejemplo, logrando que la OPEP alcanzase un acuerdo histórico: reducir la producción de petróleo. No fue fácil, pero hubo un factor que medió para ello y con su mediación se logró el acuerdo. Ese factor fue Putin, quien se involucró personalmente y logró convencer a los dos mayores antagonistas: Arabia Saudita e Irán.

Desde que se alcanzó este acuerdo el precio del petróleo ha subido 3 dólares por barril (de 53 a 56) y eso es una de las razones por las que el FMI anuncia que la economía de Rusia derrotará definitivamente las sanciones este año, 2017, con ese crecimiento del 1'1% después de tres años de recesión. La OPEP y Rusia, que no es miembro, pero que se suma al acuerdo, quieren que el petróleo no baje de los 50 dólares el barril aunque si todo el mundo cumple lo acordado el precio se situará alrededor de los 60 dólares y ese camino lleva. El presupuesto aprobado por Rusia para este 2017 parte de la base de que el precio del barril de petróleo rondará esa cifra, los 60 dólares, por lo que tanto EEUU como la UE no sólo han hecho el payaso, sino que se han disparado en la cabeza.

El Lince

No hay comentarios:

Publicar un comentario