martes, 16 de febrero de 2016

Las malas noticias son malas para el negocio

O sea, para el capitalismo. Por eso estos días se oculta con pudor la realidad a los pueblos (la gente, en la neolengua de los modernos) no sea que al ver el borde del abismo decidan que es mejor arrojar al mismo a los causantes que no arrojarse ellos. Los medios de propaganda (antes llamados de comunicación) se ven obligados a reflejar de vez en cuando que las bolsas caen, que la economía no se recupera, que la prima de riesgo avanza, que... pero de inmediato, de un día para otro, se retoma el discurso triunfalista de que ya pasó, que ha sido poco menos que un sarampión y que se vuelve a la senda del crecimiento, etc, etc. Lo que se busca con ello es la pérdida de memoria a corto plazo, o sea, que el capitalismo nos trata como si fuésemos peces, memoria a muy corto plazo, con el único propósito de hacernos ver que todo está bien y que no hay otro camino.

Pero no. La cosa no va nada bien para el capitalismo. El peligro es que o somos capaces de dar un giro a todo ello o el camino que nos espera es el fascismo, a lo que ya vamos dirigiéndonos de forma clara en la muy sacrosanta Europa.

Hace unos días os hablaba de los problemas del buque insignia de Alemania, el Deustche Bank (Banco de Alemania) y de su similitud con el caso del estadounidense Lehman Brothers, cuya caída dio origen a la crisis de 2008. Mirad este gráfico y sacad vuestras propias conclusiones.


Ahora mirad este otro gráfico y poneos a temblar.


No queda más remedio que el Banco Central Europeo vuelva, otra vez, a salir en defensa de los bancos. El BCE ha sido inflexible con Grecia, pero ha sido muy flexible con los bancos privados -que, como veis en el gráfico, son todos- y lleva años flexibilizando los créditos que les concede, algo que no ha servido para nada. Os dejo que adivinéis quién va a pagar todo este desaguisado (otra vez).

Mientras tanto, hay quien hace esfuerzos desesperados por encontrar un camino de salida que no sea el de la guerra (de nuevo os recuerdo que hay que mirar con mucha atención a Siria). El oro está subiendo y está alcanzando su mejor cuota en 30 años. Eso significa que quien tiene dinero está apostando por un valor seguro, como siempre ha sido el oro. y así intentar capear el temporal. Si queréis un dato clarificador, China ha comprado la friolera de 217 toneladas de oro desde diciembre hasta ahora.

El petróleo sigue bajando y eso provoca la crisis de muchas empresas relacionadas con la energía. Por ejemplo, en EEUU son ya 67 las empresas relacionadas con el gas y el petróleo que se han declarado en quiebra y la Agencia Internacional de la Energía prevé que serán muchas más en todo el mundo.

Hay que irse a los medios de propaganda de otras partes, que no en el Estado español (España, para otras latitudes) para encontrar algún análisis medio sensato de lo que está pasando. El británico The Telegraph decía el 11 de febrero ésto: "el público, cuya fe en las élites ha decaído después de 2007-2009, puede convertir su ira en explosiva ante la situación, lo que podría en peligro la supervivencia misma del libre comercio, de la globalización y de la economía basada en el mercado". Sí, habéis leído bien.

La crisis del capitalismo es terminal. La deuda sube, los activos de la banca son basura y el paro es estructural. La pobreza y la exclusión social están en alza constante. Llamadme alarmista, pero es la misma situación que en 1929 y que terminó con la II Guerra Mundial. La diferencia entre entonces y ahora es que en esta ocasión ni los bancos centrales -ni los gobiernos- pueden hacer nada sin contar con el visto bueno de las grandes corporaciones multinacionales (ved el ejemplo del tratado que "negocia" la UE con EEUU).

Lo único que puede dar un vuelco a la situación es una guerra a gran escala. El único lugar donde puede darse es Siria, y eso sólo puede ser posible si los locos turcos y sauditas cuentan con el beneplácito de EEUU.

El Lince

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