lunes, 4 de enero de 2016

Agudizar las contradicciones

La coherencia no es algo que esté ni de moda ni sea habitual. Por eso cuando alguien es coherente consigo mismo, suele ser considerado como raro. Es el caso de la CUP. Sabéis que ayer decidió oponerse a la investidura de Mas como president de Catalunya y desde entonces le están dando más palos que a una estera, pero ha puesto tanto a Catalunya como al Estado español patas arriba. Quienes no son coherentes no entienden la coherencia, ni los principios. La burguesía catalana es coherente consigo misma, mantener el chiringuito bajo su control. Si eso vale, con más razón lo de la CUP: hay que terminar con la explotación.

A lo que voy, mi explicación -y después de hablar con mis amigos Lluis y Marina- de la decisión de la CUP.

1.- La CUP ha roto el chantaje político de la burguesía catalana que planteaba como único referente del proceso independentista la figura de Mas. Ahora es esta burguesía catalana, y quienes la apoyan (como es el caso de Esquerra Republicana), quien tiene que aceptar que no bastan sólo las modificaciones cosméticas como el plan de choque social y otras cuestiones menores sino que tiene que haber modificaciones estructurales. Aunque la CUP había aceptado ese plan de choque, siempre se ha considerado absolutamente insuficiente y había causado un amplio malestar entre las bases.

Se decía que la CUP tenía que mantener su discurso y praxis netamente anticapitalista, por lo que tanto el plan de choque pactado con Junts pel Sí como el resto de medidas no eran otra cosa que planteamientos socialdemócratas muy blandos que en ningún caso respondían ni siquiera al 25% de las necesidades reales de la población afectada.

2.- Roto ese chantaje, será más difícil reeditar el frente único de la burguesía con el que concurrió a las elecciones de septiembre con el nombre de Junts pel Sí. En este caso, el beneficiado evidente es ERC, una organización de corte socialdemócrata clásico con alguna inquietud clara por las cuestiones sociales.

3.- Pese a la división que hubo en la Asamblea Nacional de la CUP, es improbable que haya algún tipo de fractura interna, aunque sí se producirá una pérdida de votos que estimo no será superior al 15% porque las señas de identidad de la CUP son las cuestiones de clase y la cuestión nacional. Aunque van unidas, en la CUP se tiene claro que no hay una sin otra. Eso va a suponer que no haya una debacle electoral ni mucho menos, en contra de lo que pudiese parecer. Esa pérdida de votos irá seguramente a ERC.

4.- La CUP se refuerza al mantener no sólo la coherencia discursiva sino la programática, por lo que hay una oportunidad clara de ensanchamiento de la base, de la acumulación de fuerzas en torno al espacio de la unidad popular por los derechos sociales y económicos.

5.- Eso deja abierta la puerta a algún tipo de confluencia como la que se ha producido en Badalona (220.000 habitantes) donde la CUP se integró en la candidatura unitaria Guanyem Badalona en Comú y su militante Dolors Sabater es la alcaldesa actual.

6.- No descarto esta opción, por lo que si se produjese -siempre que haya adelanto electoral- podría producirse el descabalgamiento de la burguesía tradicional catalana, a la par que la española, y se reafirmaría la opción independentista con hegemonía de la izquierda (incluyendo en esta categoría a ERC).

7.- Para evitarlo, la burguesía catalana volvería a su tradicional postura de pactos con la burguesía española.

En pocas palabras, lo que la CUP ha hecho ha sido no sólo mostrar su coherencia, sino agudizar las contradicciones.

El Lince



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