Si Europa se caracteriza hoy por algo es por la connivencia con el fascismo. No ha sido sólo todo lo acontecido alrededor de la conmemoración de Rusia y de China sobre la victoria sobre el fascismo en la II Guerra Mundial, no es sólo el revisionismo que se está inculcando en la gente más joven -negando la importancia de este hecho, el que la Unión Soviética, en solitario, fuese capaz de derrotar al ejército nazi, a quien dejó sin el 80% de su capacidad militar en pertrechos y hombres-, sino amparando al neofascismo en todas sus vertientes, desde el amparo a los crímenes franquistas en España hasta el auge electoral en Grecia, Francia, Austria, Finlandia...
Al igual que en la entrada anterior os recordaba la reunión de hace un año del G-20 en Australia y las críticas a Rusia, que se han convertido ahora casi en elogios en la nueva reunión del G-20 en Turquía, en esta ocasión os voy a recordar otro hecho: hace un año la ONU votó una resolución presentada por Rusia y otros países en la que se condena la glorificación del nazismo. Ayer se volvió a votar otra en el mismo sentido, añadiendo algunas consideraciones a la del año pasado. Pinchad en el enlace y veréis el texto del año pasado.
No tengo tiempo para profundizar en el tema ahora. En 2014 fueron 115 países los que votaron a favor de la resolución, en este 2015 han sido 126. Lo que no ha cambiado ha sido la actitud de quienes la han rechazado: EEUU, Canadá, Ucrania y las islas Palau. Y tampoco la de quienes se han abstenido, todos los países de la Unión Europea: Francia, Italia, Hungría, España, Alemania, Gran Bretaña... Buscad país por país, es muy clarificador.
Y aún más cuando países como Grecia, gobernado por el icono de los progres de medio pelo y medio mundo, Syriza, también se ha abstenido.
Seguid pensando en las votaciones como el bálsamo de Fierabás que todo lo soluciona, en que "otro mundo es posible" dentro del capitalismo, en que cuando se denuncia el avance del fascismo es alarmismo o fantasía... El avance del fascismo es inexorable porque no se le combate. Toda Europa está incrementando la represión, endureciendo las leyes. Apenas hay reacción por el miedo al qué dirán, a que le tachen a alguien de "radical" o "extremista". Según van las cosas, cuando haya alguna reacción, si es que la hay, ya será tarde y no quedará nadie ni para protestar ni para nada.
El Lince
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