sábado, 23 de mayo de 2015

Cien días para un no

Syriza ha cumplido cien días en el gobierno de Grecia. Syriza quiere hacer ver que resiste a las presiones de Europa, que tiene “líneas rojas” de su programa electoral que no va a franquear, que… Nada de nada. Los bien-pensantes occidentales, y latinoamericanos, pueden seguir soñando con que “otro mundo es posible” dentro del capitalismo, incluso que hay un “capitalismo de rostro humano” como el que representa Syriza, o sus homólogos europeos y latinoamericanos, pero lo que está ocurriendo desdice cualquier posibilidad de ello. Por cierto, ¿dónde están ahora quienes, como Podemos e IU, se han desgañitado diciendo que son “la Syriza española”, que perdían el culo por hacerse fotos con Tsipras? Han desaparecido, como si se les hubiese tragado la tierra. Debe ser porque ahora andan lamiéndose las heridas de todo ello o porque saben, y lo saben, que sus propuestas van a ir a pocos sitios, si es que van a alguno. Tal vez se consuelen con algo así como “dentro del capitalismo, algo; fuera del capitalismo, nada”. Pero fuera del capitalismo lo que hay es, precisamente, vida.

Syriza ha cumplido cien días de gobierno. Es posible, por lo tanto, hacer una evaluación fundamentada de este tiempo. Antes ya las hice, también fundamentadas, (aquí, aquí, aquí y aquí) pero como dentro de los tiempos burgueses hay esos “plazos de cortesía”, y como mañana hay elecciones en el Estado español-España que han ilusionado a muchos simpatizantes de Syriza, aunque ahora, como os he dicho, ya no lleven las pegatinas de “yo soy Syriza”, como hicieron cuando ganó las elecciones en Grecia, es el momento del análisis.

Voy con lo evidente. Syriza ha hecho muchas más concesiones de las que dijo que haría y ha pagado religiosamente las deudas a la antes de las elecciones odiada troika y ahora, después de las elecciones, llamada púdicamente “las instituciones”. Han sido cientos de millones de euros pagados del presupuesto del Estado que se han usado para satisfacer a los usureros y no para estimular la actividad de los servicios públicos. Ni siquiera para desprivatizar algo de lo privatizado. Esto ha provocado un nada sorprendente apoyo de la oposición –excepto del Partido Comunista- y de los medios de propaganda, antes llamados de comunicación, honrando el haber cumplido con los acreedores. En paralelo a Syriza, desde estos sectores se publican casi cotidianamente encuestas en las que se dice que casi el 80% de la población apuesta por el euro. Es la fabricación de una tendencia, de una idea que es asumida acríticamente por una población subyugada por los medios de propaganda.

Esto ha supuesto que haya resurgido el ala izquierda de Syriza, callada hasta ahora, y que ve la deriva peligrosa de Tsipras hacia “el centro”. Y este ala izquierda le recuerda la promesa de que no haya reducción de pensiones ni de salarios, así como la reforma fiscal para la justicia social (y ya se ha adelantado una amnistía fiscal para los más ricos, para los defraudadores de toda la vida), la lucha contra los oligarcas… Tsipras dice que sí a lo primero (pensiones y salarios), pero no a lo segundo. Y para ello se apoya, a modo de amenaza, en Potami, en el llamado “centro izquierda” que se ha ofrecido a apoyarle si se produce un rechazo de los diputados del ala izquierda de Syriza y votan en contra del gobierno en el Parlamento. Porque una de las cosas que se están viendo ya en estos 100 días es una concentración del poder en el círculo más próximo a Tsipras. Una gente que hablaba con alegría de la “sociedad civil”, de la horizontalidad y que ahora huye de ella como de la peste.

No obstante, hacen algunos gestos simbólicos como para decir ¿veis, cumplimos lo que dijimos? Uno de ellos ha sido la reapertura de la Radio y Televisión pública, cerrada por el gobierno anterior. Pero resulta que la ley que ha permitido su reapertura tiene muchas lagunas, una de ellas, y esto está en contra de lo que decía Syriza en la oposición, es que los trabajadores no van a tener ningún papel en su gestión. Además, y por si fuese poco, el nuevo director, un cantante y compositor popular muy bien visto por los movimientos sociales y la izquierda de Syriza, estará lastrado porque su director ejecutivo es un personaje muy vinculado a los estamentos financieros. Una de cal y otra de arena y todos contentos. Además, se mantiene en sus puestos a los periodistas y empleados que se mantuvieron en el ente por decisión del gobierno anterior, es decir, que son próximos ideológicamente a él, y que siempre han sido criticados por los trabajadores despedidos y a quienes han acusado de servilismo. El enfrentamiento está servido. Vamos a ver si Syriza les mantiene en puestos de responsabilidad o no, aunque lo que se esta publicando ya es que hará lo mismo que con director y adjunto, una de cal y otra de arena. Sobre todo porque muchos de estos periodistas al servicio del anterior gobierno, y cuando digo al servicio es que estaban al servicio, luego de periodistas nada (por eso insisto en lo de medios de propaganda) cobraban sin poner un pie en en local. El gobierno anterior se había quitado de encima a los periodistas díscolos y había mantenido a los serviles. Pero los serviles aún están ahí, sin que Syriza ni siquiera les haya recriminado su conducta. El buen rollito que no va a ninguna parte.

Syriza, en la campaña electoral, arremetió (poco, pero lo hizo) contra los oligarcas que controlan los medios de propaganda. Es algo común a Grecia y a todas partes. La sacrosanta "libertad de expresión" no existe en absoluto, así como no existen los "medios independientes". Ahora Syriza está templando gaitas con esos oligarcas, negociando con ellos el "pago adecuado" por los canales privados del uso de frecuencias públicas. "Pago adecuado" no es pago justo, ni siquiera el intento del Estado de imponerse obligando al pago. Es una transacción clara a cambio de menos beligerancia.

Syriza ha cerrado, o racionalizado, los centros de detención para extranjeros. Era una de sus promesas. Pero el desastre era mucho más grande de lo que había pensado y, como con las cárceles, aún no tocadas, el hacinamiento es mucho mayor de lo que se decía y ahora el Ministerio del Interior está re-evaluando la capacidad real de las cárceles y discutiendo su reforma "en base a los estándares internacionales". Cuáles son, lo desconozco. Si tiene como finalidad descongestionar las cárceles y mejorar las condiciones de vida, perfecto.

Pero como todo ello está en manos del Ministerio del Interior las dudas son muchas. El nuevo ministro se enfrentó varias veces a la policía antes de ser ministro, pero ahora su cambio es radical. Ahora asume lo que antes criticaba. Vamos, como en casi todas partes. Sí hace algún gesto que contenta a los fáciles, como no mandar a la policía a una manifestación de apoyo al cannabis, pero sigue reprimiendo otras movilizaciones sociales y sindicales, como las mineras.

Los pocos que ahora defienden a Syriza (que tome nota Emir Sader, a quien responderé alguna vez) por medidas como el combate a la extrema pobreza -que sólo afecta a una fracción mínima de los más necesitados- o la reincorporación de las trabajadoras de la limpieza despedidas del Ministerio de Economía, que mantuvieron una lucha ejemplar, evitan entrar en debates sobre la política económica que está poniendo en marcha Syriza.

Se ha privatizado el puerto de El Pireo (como había planeado el gobierno anterior) aunque se ha hecho con la argucia de haber consultado a los sindicatos. Los sindicatos griegos, como los de aquí y los de casi todas partes, están divididos: unos al servicio del poder y otros no. Es lo que los medios de propaganda llaman "sindicatos mayoritarios". Pero estos sindicatos reciben no sólo dinero público, sino "ayudas" de los empresarios navieros y ya os dije que Grecia tiene la mayor flota mercante del mundo. Tiene 3.669 buques y mantiene a 192.000 trabajadores directos. ¿Qué van a decir estos trabajadores? ¿Habéis visto a algún trabajador de una central nuclear, por ejemplo, que apoye su cierre? ¿Sabéis de algún pueblo que, con el argumento de la creación de puestos de trabajo, haya rechazado un cementerio nuclear o la construcción de una central nuclear? Pues esto es lo mismo.

Porque, además, la industria naviera en Grecia tiene un régimen fiscal privilegiado que la hace intocable. Un régimen fiscal que Syriza mantiene.

Syriza llora e implora la ayuda de Europa, pero sí tiene dinero para pagar las deudas a "las instituciones" (especialmente el FMI, 750 millones de euros) y para pagar los contratos armamentísticos (464 millones de euros) que había comprometido el gobierno anterior. Lo curioso del caso es que el contrato de armamento se otorgó de forma arbitraria, sin licitación internacional, que es lo que se suele hacer. Y lo más curioso del caso es que la decisión se tomó sin contar con el apoyo formal del nuevo Parlamento, que fue una decisión personal de Tsipras y del Ministro de Defensa, el derechista de Anel, el partido coaligado con Syriza. Lo que sí hicieron fue lograr que el pago se efectuase en 7 años anticipando la entrega de 45 millones de euros. Justificación dada a posteriori al Parlamento: el gobierno de Syriza honra los acuerdos bilaterales". Fantástico. Y otra justificación que a lo mejor os suena: " esta operación creará puestos de trabajo hasta 2022". Más fantástico. Y más aún: "si no lo hubiésemos hecho, Turquía [enemigo tradicional de Grecia] sería la única capaz de llevar a cabo operaciones de supervisión, localización y rescate en las aguas del Egeo, y eso es inaceptable". Más fantástico aún y exacerbación del patriotismo. Vamos, al igual que Podemos en el Estado español-España cuando habla de patriotismo. ¿Hace falta recordar que Grecia está en la OTAN y que Syriza no tiene la menor intención de cuestionarse su pertenencia a la misma? ¿Qué va a hacer Syriza, o mejor, qué está haciendo Syriza ante la expansión de la OTAN a las fronteras rusas y en el tema de Ucrania?

Está claro que Syriza está bajo asedio. Syriza, que bajo ningún concepto quiere abandonar el euro, cree que se puede presionar a Europa con la amenaza de la quiebra pero Europa lo tiene asumido y lo que está haciendo es, simple y llanamente, dejar que Syriza se consuma en su propio fuego provocando un colapso del apoyo político y social que ahora tiene.

Syriza está haciendo lo mismo que hizo Chávez tras derrotar al golpe de Estado de 2002: transigir. Chávez había logrado reponerse en 2005-2006 y podía haber golpeado de tal manera a la oligarquía que no levantase cabeza en décadas, pero optó por el pacto, lo que llamó "la conciliación de clases". El ejemplo más claro de ello fue la reforma agraria, el acuerdo CHAAZ (Chávez-Azpurúa, un gran terrateniente local de Barinas) por el que se otorgaban algunas "tierras ociosas" a los campesinos. Pero este acuerdo lo que hizo fue legalizar en manos de los terratenientes tierras que eran propiedad del Estado. Las tierras que se entregaron fueron pocas y de mala calidad en la mayor parte de los casos, por lo que no se creó, cuando se pudo y se debió hacer, una Agencia Socialista para el Desarrollo Endógeno, como pedían los capmesinos, que rompiese sustancialmente con el modelo burocrático, desarticulado funcional y territorialmente, que conllevaba la no consecución de productos y resultados sociales esperados por la población y no por los terratenientes. Se habría logrado, por ejemplo, evitar el desabastecimiento que provoca la acumulación y el sabotaje que llevan años haciendo los terratenientes y los oligarcas. También habría ayudado a mejorar la producción propia y a reducir la importación de alimentos. Pero había que "conciliar con las clases". Ese error llevó a la situación de la Venezuela de hoy. Y Syriza está repitiendo algo parecido.

Syriza está haciendo frente al asedio con medidas cada vez más desesperadas. Por ejemplo, utilizando el dinero de las cuentas bancarias municipales. Pero eso provoca un importante agujero en la recaudación de impuestos. Si Syriza hubiese declarado la quiebra en enero, cuando ganó, habría cogido a Europa con el pie cambiado, habría tenido el respaldo unánime de la población y habría generado, incluso, superávit primario que podría haber reorientado a pagos de intereses para financiar la subida de salarios, pensiones y otras cosas prometidas en la campaña electoral. Europa no habría tenido margen de maniobra. Pero no lo hizo. Ya lo dije antes, no está en sus genes socialdemócratas.

Ahora las amenazas de Syriza, si es que ya amenaza en algo, no son creíbles. Como tampoco lo son sus promesas. Es la UE quien tiene la sartén por el mango y está haciendo que se instale en el subconsciente colectivo, también para Podemos e IU, que la adhesión al euro es irreversible a menos que el país se salga no sólo del euro, sino de la UE. Luego la capitulación total de Syriza es solo cuestión de tiempo.

Este es el legado de Syriza y este es el modelo, aunque ahora lo oculten, que siguen formaciones políticas como Izquierda Unida y Podemos. Bajo mi punto de vista, hoy en el Estado español sólo hay una formación política que merece mis respetos, que es la Candidatura d'Unitat Popular en Catalunya. Si sois catalanes, catalanas y vivís allí, votad a la CUP. Pero como yo ni soy catalán ni vivo allí, me quedaré en casa, escuchando música y bebiendo alguna cerveza. Tal vez, entre música y música, entre lectura y lectura, entre trago de cerveza y trago de cerveza, eche un vistazo a los resultados.

El Lince

No hay comentarios:

Publicar un comentario